¿Quiénes son los reyes magos?
¿Quiénes son los reyes magos?
Por Walter Turnbull
Por Walter Turnbull
La fiesta de los Santos Magos de
Oriente me ha dejado pensando. Bueno, rumiando ideas para no perder
concentración en comentarios sarcásticos.
Una de las versiones que la
cultura popular ha creado de estos personajes es algo así como otro Santa
Claus, pero multiplicado por tres. Seres míticos y omnipotentes que cada año,
para nuestro regocijo, se acomiden a traernos no lo que necesitamos, sino lo
que queremos, lo que se anuncia, lo que deslumbra; y que por alguna extraña
razón, para nuestra desgracia, lo hacen con más éxito en donde hay dinero que
donde no lo hay.
La otra versión es maravillosa. Es
la que nos ha venido mostrando magistralmente nuestro flamante Papa Benedicto
XVI desde su viaje a Colonia. Seres históricamente reales, sabios y bondadosos
que, sin querer sustituir a Dios, descubren su presencia en la contemplación
del universo y descubren su llamada en los signos de los tiempos. Su pequeña intervención
está plagada de mensajes ejemplares. A la vista de un ideal emprenden un viaje
seguramente fascinante pero incierto, económicamente costoso, tal vez
peligroso, muchas veces incómodo y cansado. Más o menos como un buen padre
cuando se lanza a criar un hijo.
No lo saben todo, pero se
esfuerzan, investigan y se esfuerzan en aprender cuando es necesario, como un buen padre cuando
se encuentra en dudas.
Su mayor corona es reconocer en
un niño pobre y desvalido al Salvador, al Hijo de Dios, con toda su gloria y
dignidad. Como un buen padre cuando reconoce en un hijo suyo a otro hijo de
Dios, creado a su imagen y semejanza, llamado a la santidad y a la salvación. Y
nos dice la Escritura que vieron al niño con María (siempre con María), su
madre, y postrándose, lo adoraron. Como ese padre que tiembla ante el inmenso
misterio de una vida en sus manos y se postra y se hace siervo al servicio de
esa vida. Y le ofrecieron oro, incienso y mirra, como correspondía al Rey de
Reyes, al Dios de Dios y al más hermoso de los hombres. Como el padre que sabe
dar a su hijo los bienes materiales que necesita y también los que su dignidad
de imagen de Dios exige.
Finalmente, en respuesta a la voz
de Dios, cambian de ruta por el bien del Niño,
y regresan por otro camino, seguramente a otra vida. Como un padre que,
por el bien de sus hijos, es capaz de rectificar y cambiar de vida.
Qué parecido es un padre a un Rey
Mago. Viéndolo bien, deberían ser ellos los que llegaran el día de Reyes, y
todos los demás días del año. Con razón hay tantos aguafiestas por ahí diciendo
que los Reyes Magos son los papás. A los personajes históricos que seguramente
están en el cielo, pidámosles que nos ayuden a ser buenos padres.
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