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Mostrando las entradas de 2018

Feliz Hombre Nuevo

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Feliz Hombre Nuevo Por Walter Turnbull Una vez más volvemos a repetir, con sinceridad y optimismo, la misma consabida frase: “Feliz año nuevo”. Como si el año pudiera ser feliz, o como si el cambio de un número a otro en el calendario pudiera cambiar las cosas para que seamos más felices. Qué bueno que le deseemos felicidad al prójimo, pero pensar que el año va a ser mejor por arte de magia son sueños de opio. Lo único que puede hacer que un año sea mejor es que los hombres que lo viven sean mejores. El año, el giro de la tierra alrededor del sol, va a ser idéntico al anterior; los hombres, en cambio, sí podemos ser nuevos. Puede ser nueva nuestra actitud ante la vida. Benedicto XVI acaba de darnos un maravilloso instructivo con su encíclica sobre la esperanza. Podemos tener una esperanza renovada para una vida más plena. Puede ser nueva nuestra actitud hacia los demás. Una nueva disposición al respeto y a la tolerancia (siempre en ese orden, claro). Con la esposa, con el e

El inicio de las posadas

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  16 de Diciembre.   Fecha oficial, según el calendario religioso, del comienzo de las posadas.   Hermosa tradición piadosa en la que se recuerda el penoso peregrinar de María y José buscando un lugar donde dar a luz a su hijo y el rechazo de que fueron objeto por parte de la sociedad, y se le canta: “yo te doy mi corazón para que tengas posada”. Originalmente se rezaba el rosario, que se fue adornando con cantos relativos a la época, piñatas y pastorelas. Con el tiempo se convirtió en una fiesta pagana, en un pretexto para la convivencia, la diversión, el baile, la comilona, la borrachera, el reventón o el franco degenere; toda una gama de posibilidades según el nivel de inmoralidad del público asistente. “Hoy es la posada del Viernes”, decía un locutor de radio.   “Tengan mucho cuidado, porque es en la que hay más muertitos”.   Cruel realidad, terrible muestra de decadencia moral y de pérdida del sentido del milagro de la salvación.   Ahora con la invención de las preposada

El diablo o la virgen

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El diablo o la Virgen Por Walter Turnbull Cuando usted se propone montar una pastorela entre aficionados, a nivel parroquial o entre vecinos, sin recompensa económica, sólo por el gusto de hacerla... el actor más difícil de conseguir es la que representa a la Virgen María. Por principio, de la Virgen se espera que sea , si no bonita, al menos agraciadita, y que parezca joven.   En segunda, su actuación, aunque sea poca, tiene que ser buena, porque todo lo que la Virgen dice es importante.   En tercera, casi nadie lo quiere hacer.   Cuando usted reúne un grupo para una pastorela, todos quieren ser el diablo, o cuando mucho, pastor.   El ángel y la Virgen son la última elección. Hay razones que pueden ser buenas.   La Virgen en general, como ya dijimos, sale poco y habla poco.   Igual que en el Evangelio.   Casi no hay parlamentos largos para la Virgen ni mucha oportunidad de lucimiento como actor.   El diablo, en cambio, normalmente tiene parlamentos largos y exigentes, prop

En las pastorelas

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En las pastorelas Walter Turnbull Para mí una parte esencial de la Navidad son las pastorelas. Si el Adviento es como un compendio de la vida del cristiano, las pastorelas (al menos las buenas) son como una representación de ese compendio. Dios se hace hombre para salvarnos del pecado; todos nosotros somos invitados a llegar hasta Él para ser beneficiarios de esa salvación; el camino es largo y difícil, y el demonio trata, con obstáculos y con tentaciones, de impedir que los pastores lleguen hasta el portal, donde está Jesús; los pastores, si es que se empeñan, pueden vencer esos obstáculos con la ayuda de Dios, representada por San Miguel Arcángel (que déjenme decirles que, a diferencia de otras pastorelas, en las que San Miguel parece tener un grave problema de ambigüedad, en éste caso el actor que representa a éste arcángel, tiene un grave problema de ser buen mozo)... Al final todos, transformados por lo aprendido durante el viaje, comparten la compañía de la Sagrada Famili

Santa Claus no existe

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Santa Claus no existe Por Walter Turnbull Hay una situación que casi todos hemos vivido alguna vez en nuestra vida. A mí me sucedió por ahí de los 8 años, 3º de primaria. Sucede que llega el bravucón del grupo, generalmente un chavo problemático, un tanto precoz y dado a los temas que causan morbo, y le dice a uno: « Santaclós no existe». Uno se queda conmocionado y el otro se siente victorioso de haber impresionado y entristecido a un villamelón .   El villamelón (en otras palabras, el zopenco pacífico) queda como ridículo, patético e ignorante, y el bravucón queda como conocedor, de mucho mundo, experimentado. Se siente como un sabio, casi científico, ante un supersticioso nerd. El nerd en este caso tiene varias opciones: la primera es preguntar a otras personas más autorizadas y más confiables, incluyendo a sus papás, acerca del asunto; otra opción es rechazar la propuesta del bravucón y seguir aferrado a sus creencias; una tercera es asumir resignadamente la teoría del

Aprovechar el Adviento, aprovechar la vida.

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Aprovechar el Adviento, aprovechar la vida. Por Walter Turnbull (Descanse en paz) La vida no tiene otro sentido que prepararnos para la re-unión con Dios. Dios tiene planes maravillosos para nosotros, y nuestro único objetivo debería ser colaborar en el cumplimiento de esos planes. Y sin embargo, tristemente, muchos momentos —y muchas vidas— se pierden en frivolidades, en espejismos, en indolencias. En Adviento y Navidad recordamos y celebramos la venida de Dios a nosotros, que se da en tres etapas: En su Encarnación y Nacimiento, que debería llenar nuestros corazones de alegría; en su Segunda Venida, cuando ha de venir a erradicar el mal y a juzgar a vivos y muertos, que debería llenar nuestros corazones de esperanza; y en su presencia de cada día —que viene a nosotros para que nos unamos a Él y lo hagamos llegar al mundo—, que deberíamos aprovechar con diligencia. El Adviento y la Navidad son para recordarnos estos gozosos misterios, y que los hagamos reflejarse en nue

Adviento

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Adviento Walter Turnbull Llega diciembre y se acerca la gran ocasión: la Navidad. “Fiestas mexicanas de diciembre” les quieren llamar ahora, tratando de negar o desconocer el feliz y glorioso origen y el significado de estos festejos: el Nacimiento de nuestro Salvador. Para algunos, será ocasión solamente de diversión, festejo, reventón, excesos, desenfrenos... para otros, más entendidos, es la expectativa de la convivencia alegre y amable, la repetición de tradiciones entrañables, el intercambio de bonitos regalos, el disfrute de deliciosos manjares preparados con generosidad y cariño, el abrazo sincero junto con el buen deseo, la emoción de la vieja y hermosa música que nos trae su mensaje y su recuerdo... Para los niños, que de los que son como ellos es el Reino de los Cielos, es promesa de dulces y nuevos juguetes, que a su vez son promesa de nuevos momentos de felicidad. Y nos preparamos para ese festejo. Desde un mes antes compramos lo necesario, escogemos los regalos, pl

Cristo Rey ¡Tú reinarás!

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Cristo Rey ¡Tú reinarás! Por Walter Turnbull (Descanse en paz) Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: "Vedlo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre vosotros.» Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: "Vedlo aquí, vedlo allá." No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación .(Lucas 17, 20-25) Celebramos la fiesta de Cristo Rey. Hermoso Misterio. Cristo, con todo su poder y su justicia, gobernando al mundo, en vez de tantos malandrines que lo han gobernado tan mal durante tanto tiempo. Al fin la paz, el progreso, la justicia, el bienestar. Por algo esta imagen ha incendiado los ánimo

¿Odiar la vida? ¡Ah, caray!

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¿Odiar la vida? ¡Ah, caray! Por Walter Turnbull (Descanse en paz) Igual que los griegos de aquel entonces, de los tiempos de Cristo y de Pablo, herederos de los grandes filósofos, maestros del racionalismo, a quienes la cruz de Cristo les parecía un escándalo porque enaltecía el sufrimiento, los hombres de hoy descalificamos el sufrimiento y el sacrificio y aceptamos el placer como único fin de la vida, pensando que podemos alcanzar la felicidad completa en este mundo a fuerza de placeres. En la liturgia de la Cuaresma escuchamos de Jesús una frase desconcertante, escandalosa —pensarían los griegos—, que nos cuestiona... «El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. » (Juan 12, 25) . Desconcertante afirmación: ¡JAH! ¿Qué no se supone que deberíamos amarnos a nosotros mismos, y que la vida es un don de Dios? ¿Qué no es la vida lo   único realmente valioso que tenemos? ¿Podemos realmente despreciarla, odiarla?   ¿Será posib

Ante la agonía, por Walter Turnbull

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Ante la agonía Por Walter Turnbull Aunque la muerte es el más inevitable fenómeno de la vida humana, su llegada siempre desconcierta, altera, incomoda. Diría yo que existen básicamente cuatro formas de morir: en pecado y de golpe, en pecado y lentamente, en gracia y de golpe, y en gracia y lentamente. Para un auténtico ateo —si es que existen— lo ideal sería morir de golpe después de una vida de placer y diversión.   Para un creyente sería la peor.   Que Dios nos libre de una muerte repentina, rezan viejas oraciones de la Iglesia.   Grave , gravísima cosa sería estar en pecado y ser sorprendido por la muerte sin tener tiempo para arrepentirse.   Ya he comentado yo alguna vez que en algunos casos un sida, o cualquier otra molestia antes de morir, puede ser una bendición. En términos prácticos, lo mejor que nos podía ocurrir —salvo la tremenda sorpresa que se llevan los allegados— sería estar en gracia de Dios y morir en un instante.   Sin avisar, sin esperarla, sin se