El inicio de las posadas


 
16 de Diciembre.  Fecha oficial, según el calendario religioso, del comienzo de las posadas.  Hermosa tradición piadosa en la que se recuerda el penoso peregrinar de María y José buscando un lugar donde dar a luz a su hijo y el rechazo de que fueron objeto por parte de la sociedad, y se le canta: “yo te doy mi corazón para que tengas posada”.
Originalmente se rezaba el rosario, que se fue adornando con cantos relativos a la época, piñatas y pastorelas.
Con el tiempo se convirtió en una fiesta pagana, en un pretexto para la convivencia, la diversión, el baile, la comilona, la borrachera, el reventón o el franco degenere; toda una gama de posibilidades según el nivel de inmoralidad del público asistente.
“Hoy es la posada del Viernes”, decía un locutor de radio.  “Tengan mucho cuidado, porque es en la que hay más muertitos”.  Cruel realidad, terrible muestra de decadencia moral y de pérdida del sentido del milagro de la salvación.  Ahora con la invención de las preposadas y las celebraciones de fin de año de empresas y agrupaciones, seguramente para cuando usted lea estas líneas ya habrá una larga lista de recientes accidentados, embarazadas, contagiados de sida, despedidos, peleados y amancebados que nadie necesitaba y que ocurrieron bajo el efecto de la borrachera y con el pretexto de las posadas.

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Se nos presentan a los cristianos algunas alternativas:
Rendirnos ante realidad decadente y participar resignadamente en este tipo de manifestaciones.  Echar una cana al aire.
Abstenernos de asistir a reuniones degradantes y buscar sólo buenas opciones aunque sean pocas: una pastorela edificante, una (difícil de encontrar) posada tradicional, una convivencia con gente decente que realmente nos enriquezca, unas pláticas sobre el Adviento, una obra de caridad especial...
Asistir sin dejarse enredar a todo tipo de reuniones y aprovechar para dar testimonio.  En la posada familiar o entre vecinos utilizar la poca o mucha influencia que tengamos para convertirla en una fiesta religiosa; invitar a los allegados a la pastorela, a la plática, a la obra de caridad, aunque seamos la diversión de la concurrencia; y saber decir:  “no, jefecito, yo no me presto a eso”, “no, compañeros, yo no me embriago”, “no, señorita, no es nada personal pero yo no quiero”, “hasta la vista, mis amigos, me voy con mi familia”...  Y si la situación lo permitiera, llegar incluso a decir:  “amigos, les propongo que hagamos una oración porque estamos recordando el nacimiento de nuestro salvador”.

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